Todos nacemos en la unidad, plenos de amor, alegría y solidaridad. La educación formal, en la familia y la escuela, no enfoca el amor a sí propio como prioridad. Tampoco el amor por los otros. Los niños cuando empiezan la vida escolar, de forma cruel pasan a ser comparados entre ellos, entrenados para una disputa incesante y sin sentido. Pierden la referencia de sí propios, la autoconfianza y la fe. Asimilan el miedo. Nadie les enseña a tener paz emocional y mental. El camino para la felicidad y el éxito pasa por el autoconocimiento. Quien no habla bien consigo no se comunica bien con los otros. Romper ese bloqueo, con acciones como la meditación y la valorización de la autoestima, es el mayor desafío de la EVH, una experiencia de aprendizaje que tiene por base el amor, ya adoptada en países de Europa y de Asia, y que empieza a volverse referencia también en Brasil.